Residuos, un desafío social, psíquico y económico

“Ese es el concepto de la basura, usar y luego desechar. Si cambiamos nuestra perspectiva y consideramos a estos materiales un residuo, entenderemos que estos materiales que ya no usamos pueden tener una nueva utilidad si tenemos la disposición de dársela”

Por: Mg. Francisco Javier Rubilar Rocha
Ing. Civil Ambiental
Profesional para la Gestión de la Sustentabilidad
Universidad de La Frontera – Temuco, Chile

Residuo y basura son constructos sociales, son conceptos que creamos para definir qué desechamos y qué no. Hemos vivido toda nuestra vida, durante generaciones, con la idea de que los materiales que ya no usamos se deben botar. Ese es el concepto de la basura, usar y luego desechar. Si cambiamos nuestra perspectiva y consideramos a estos materiales un residuo, entenderemos que estos materiales que ya no usamos pueden tener una nueva utilidad si tenemos la disposición de dársela. Nuestra sociedad todavía tiene un acérrimo apego al concepto de basura, puesto que en Chile nuestra política de residuos sólidos es muy reciente y se manifestó el Miércoles 1 de Junio de 2016 por medio de la promulgación de la Ley 20.920. Esta norma se conoce como la LEY REP y adoptó dentro de sus principios, la jerarquía de residuos.

La jerarquía de residuos (Directiva Marco de Residuos de la Unión Europea), es el orden de preferencia de acciones con el fin de reducir y gestionar los residuos y se representa con esta pirámide invertida:

En Chile se generan 17 millones de toneladas de residuos al año, de las cuales 7 millones corresponden a residuos domiciliarios. De estos últimos, sólo el 10% se recicla (MMA, 2020). Eso quiere decir que aproximadamente 16.3 millones de toneladas de residuos, aún son considerados basura en nuestro país. Hoy nos encontramos en la peor etapa. Si la ciudadanía chilena saliera del paradigma de la eliminación, o sea, usar y botar la materia una vez finalizada su función, podríamos avanzar rápidamente a formas de gestión de residuos más avanzadas y saludables para el ecosistema y la sociedad. Ahora bien, nuestra comunidad, si bien se encuentra presta a comprender las mecánicas modernas de la gestión de residuos, choca con problemas que le impiden aplicar estos cambios paradigmáticos.

La falta de infraestructura disponible es considerada la mayor barrera para el reciclaje, y el 62% de las personas que no reciclan en Chile declara no hacerlo porque no tienen un punto limpio cerca (Reciclando-Ando, 2022). La inclusión de recicladores/as de base al sistema REP no ha estado ajena a conflictos, revelándose una competencia por el material con grandes empresas que comenzaron a operar en diversos territorios y que dejan sin posibilidad de acceso a las familias que por años se sustentan de la recolección de materiales reciclables. Esto último se relaciona con la poca capacidad de diálogo que la comunidad tiene con los diversos oficios tradicionales que de manera informal han mantenido viva la llama de reciclaje desde mucho antes que estuviera normada la gestión de residuos.

En este día del reciclaje es positivo mirar los avances en las cifras materiales, sin embargo, no debemos olvidar los procesos sociales que han permitido que el reciclaje esté asimilado en nuestro inconsciente colectivo. No olvidemos que el compostaje, que es una técnica ancestral de reciclaje orgánico, no nació con las normas modernas. No olvidemos que los/as recicladores/as de base vienen desarrollando su trabajo décadas previas incluso al código sanitario (DFL 725), primera norma que trató la gestión de residuos. No olvidemos que nuestros constructos sociales y morales no necesitan una norma y metas para permitir darnos cuenta de las mejores opciones y tecnologías para mejorar nuestra calidad de vida y el cuidado de la diversidad biológica de la naturaleza que nos sustenta.

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Mayo 16, 2023

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