¿Qué significa ser Ciudadano Global?
En términos simples, un ciudadano global es una persona que se identifica como parte integral de una comunidad mundial emergente, que piensa en las problemáticas que están afectando a nuestro planeta, de manera global, contribuyendo al bienestar de la humanidad, desde su propia vereda.
Por Fernando Vera – socio Red Campus Sustentable
Columna de opinión publicada en Diario Sustentable, 23.10.2017
Quienes nos consideramos ciudadanos globales pertenecemos a diversas comunidades nacionales e internacionales, en un esfuerzo por articular valores compartidos y así construir estructuras de gobernanza para apoyar nuestras creencias, valores y prácticas, que ayuden a crear un mundo mejor.
Históricamente, los seres humanos hemos creado y vivido en comunidades, basadas en una identidad compartida. Hoy en día, el avance de las tecnologías de la comunicación, el transporte y, principalmente, Internet, ha hecho posible el surgimiento de una identidad global, que supera lo local y que nos impulsa a conectarnos con el resto del mundo para, de este modo, dar respuesta a las necesidades económicas, políticas, medioambientales, religiosas y sociales, que nos están aquejando y que debemos superar para el bienestar de las futuras generaciones.
Por cierto, quienes nos vemos como ciudadanos globales no hemos abandonado nuestras identidades locales, pues ellas dan sentido a nuestra vida y nos ayudan a configurar quiénes somos. Sin embargo y como vivimos en un mundo globalizado, entendemos que tenemos una capa adicional de responsabilidad: somos responsables de una comunidad mundial de personas que compartimos la misma identidad global. En este sentido, el mayor desafío que enfrentamos para concretizar nuestro estilo de vida planetario es construir una comunidad mundial basada en valores sostenibles. Pero, ¿cuáles son estos valores? Ni más ni menos, son los valores que los líderes mundiales han estado predicando e infundiendo en los últimos 70 años, es decir, Derechos Humanos, protección medioambiental, pluralismo religioso, igualdad de género, crecimiento sostenible, educación sostenible, erradicación de la pobreza, prevención de conflictos entre las naciones, ayuda humanitaria y preservación de la biodiversidad, entre otras variables – todas ellas incluidas en la Agenda 2030, la mayor iniciativa del hombre para transformar el mundo.
En este contexto, quienes estamos en la ruta de la ciudadanía global, creemos que aún estamos al inicio de un largo camino, pero, instintivamente, nos sentimos conectados con todo el mundo. Evidentemente, nos faltan más herramientas, recursos y apoyo para concretar nuestra visión. También creemos que nadie puede quedarse atrás, ya que todos podemos liderar las grandes transformaciones societales, desempeñando un rol activista, a nivel local y global, que incluyan actividades, tales como, participación en diversas comunidades y organizaciones funcionales, apalancamiento del cambio transformacional, intercambio de buenas prácticas, protección del planeta, fomento de la diversidad y promoción de una educación más inclusiva y sostenible.
En definitiva, la ciudadanía global es una forma de vida que reconoce que nuestro mundo es un entramado cada vez más complejo de conexiones e interdependencias, en el cual nuestras acciones pueden tener repercusiones en las personas, a nivel local, nacional o internacional. Para ser un ciudadano global, simplemente se requiere ser una persona flexible, abierta al cambio transformacional, creativa, reflexiva y proactiva. Sin duda, queremos sumar a más ciudadanos a encontrar formas mucho más sostenibles de ver la vida y a conectarse con quienes compartimos una humanidad común. Se trata de una iniciativa en contra del tiempo. Por tanto, nadie puede restarse.