Energía hoy y mañana

“Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas al año 2030, que es de interés para quienes abordamos temáticas energéticas, es el ODS número 7, que ha de garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos/as.”

Por: Eva Soto Acevedo
Miembro del Directorio RCS
Directora del Departamento de Ciencias de la Ingeniería para la Sostenibilidad, Facultad de Ingeniería UPLA

Comprometiendo a los países con sus diversas estructuras, públicas y privadas, a propender a su cumplimiento y una tarea, igual de importante, es formar capital humano con un enfoque integral y sistémico que logre generar personas con enfoque energético, no solo en la arista técnica, sino que también en aspectos socioambientales, pues es imposible a esta altura de la humanidad pensar en compartimentos estancos de saberes, conoceres y sentires, por ende, se requiere la vinculación mancomunada entre la energía con el medio ambiente, el entorno, con el recurso hídrico, con la biodiversidad, con incorporar, aplicar y desarrollar buenas prácticas, además de relacionarse con una educación continua para la sostenibilidad, con el florecimiento de las personas en su máxima expresión en una situación de confort y calidad de vida que permita el crecimiento y el desarrollo también de las generaciones venideras.

Por tanto, el rol de las Instituciones de Educación Superior (IES) se convierte en una pieza clave, cuyo propósito es contribuir genuina y efectivamente al aporte de personas que sean agentes de cambio: agentes transformadores, que lideren las mudanzas de paradigmas y que tengan a bien, desarrollar y crear, nuevas formas más amigables con los territorios y las comunidades, poniendo en valor todo lo que ello implique, y que va un paso más allá de la incorporación clásica de energías renovables a distintas escalas, en accionar instancias de un uso inteligente de la energía, en reducción de consumos, es decir, una eficiencia energética a tiempo y efectiva, junto con limitar la dependencia a combustibles fósiles.

Todas las acciones y tareas que aporten en la reducción de emisiones a la atmósfera de Gases de Efecto Invernadero (GEI), han de tener buena acogida, reconocidas, internalizadas y socializadas por quienes formamos parte de esta sociedad. Y las IES no están ajenas en esta misión, se ha de ir privilegiando procesos de enseñanza–aprendizaje que entreguen herramientas, habilidades y competencias a quienes se desempeñen en energías renovables, eficiencia energética, buenas prácticas, alfabetización energética, etcétera.

Jugando un factor clave también en instancias del Proceso de Descarbonización del país, compromiso plasmado en la Agenda de Energía 2050 del Ministerio de Energía, que es cerrar las termoeléctricas y transformar los procesos a energías renovables, de forma gradual, con énfasis en trabajadores/as y colaboradores/as que están laborando en ellas, evitando caer en oficios sin proyección y en dejar comunidades altamente impactadas, como ya ha ocurrido en otras zonas del país que han tenido transformaciones profundas, sino que reconvertir a las personas, con capacitaciones e instructivos adecuados, con énfasis en la formación de adultos, con metodologías activas, para que se inserten adecuadamente en entornos energéticos amigables con el medio ambiente, poniendo en valor la reducción de emisiones, concepto de huella de carbono, energías renovables como solar, eólica, concentradores, hidrógeno verde, electromovilidad, almacenamiento, etc., tendiente a eliminar el uso de combustibles fósiles, que son parte aun de nuestra matriz energética primaria y secundaria.

Queda bastante por hacer, se requiere voluntad y dedicación, articulando el mundo privado–público, donde la academia debe hacer carne el compromiso con el desarrollo sostenible, con procesos regenerativos y con el florecimiento en general, de bien ser, de bienestar y de aportar en las regiones y el país en su conjunto.

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Marzo 5, 2024

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