Eficiencia energética en Campus: Un compromiso de la educación superior

La eficiencia energética se entiende como “hacer lo mismo con menor consumo de energía”, “hacer más con el mismo consumo de energía” o, la definición que más me gusta, “hacer más con menor consumo de energía”. Ser más eficiente no es apagar las luces para hacer clases o trabajar a oscuras, porque se requiere de un mínimo de iluminación para hacer esta actividad, tampoco es no encender la climatización y que la gente tenga calor o frío en las salas de clases. En otras palabras, lo anterior se refiere a mantener (o aumentar) la productividad (o calidad de un servicio) disminuyendo el consumo de energía. 

Un ejemplo típico que se suele mencionar en varios campus de Instituciones de Educación Superior (IES) es que se han implementado medidas de eficiencia energética por el cambio de luminarias a unas más eficientes. Pero ¿sabemos qué tan eficientes estamos siendo?, ¿el reemplazo de luminarias es suficiente para decir que un campus es eficiente?, ¿basta con hacer un cambio tecnológico para asegurar un ahorro de energía?

En febrero de 2021 se promulgó en Chile la “Ley 21.305 sobre eficiencia energética” que trata materias sobre grandes consumidores de energía, edificaciones residenciales, gobernanza de la eficiencia energética, entre otros. Uno de los temas más relevantes, en mi opinión, es la creación del listado de Consumidores con Capacidad de Gestión de Energía (CCGE), el cual contiene a las empresas que consuman 50 o más teracalorías (aproximadamente 58 GWh) entre todas sus fuentes de energía. Esto último es relevante, ya que normalmente se suele asociar a energía sólo la electricidad, pero hay que recordar que existen varias fuentes como la biomasa y los combustibles fósiles como el petróleo o gas que se pueden utilizar directamente como fuente de calor.

A los CCGE se les obliga la implementación de un Sistema de Gestión de Energía, o más conocidos como SGE. ¿Qué es un SGE? Es un conjunto de elementos de una institución, interrelacionados o que interactúan entre sí, con el objetivo de asegurar una mejora continua en el desempeño energético. En concreto significa que se debe contar, al menos, con una política energética interna, objetivos, metas, planes de acción, indicadores de desempeño, personal a cargo de la gestión de energía, protocolos de control operacional, de medición y verificación de ahorros de energía.

Chile fue pionero en obligar la implementación de SGE en vez de solicitar la implementación de medidas de eficiencia energética a los grandes consumidores de energía. ¿Pero por qué implementar SGE en vez de medidas de eficiencia energética? Porque la eficiencia energética requiere de un compromiso de la institución, no basta con solo implementar un proyecto que reduzca el consumo de energía, sino que lo importante es implementar un sistema, una forma de operar, que permita comprender cuánta energía se consume y en qué la utilizamos, que las personas que trabajan en la institución sepan cómo su actuar afecta en el consumo de energía y qué es lo que pueden hacer para disminuirlo.

Si bien hoy en día ninguna IES está presente en el listado de CCGE, eso no quiere decir que no debamos hacernos responsables de nuestros consumos y buscar formas de mejorar nuestra eficiencia energética. Empezar a implementar SGE en las IES permitirá realizar una mejora continua en relación con el uso de energía, tendremos mayor conocimiento de cuáles son nuestras fuentes de energía y los procesos que más energía utilizan. Gracias a otros instrumentos como el Acuerdo de Producción Limpia (APL) varias IES hemos realizado diagnósticos energéticos en nuestras instalaciones, lo que nos ha permitido identificar nuestros principales usos de energía, los cuales suelen ser climatización, equipos computacionales e iluminación, sin embargo, esto varía bastante según el tipo de instalación y su ubicación.

En zonas con climas más extremos es lógico que haya un alto consumo de energía para mantener una temperatura y humedad agradable. Otras instalaciones suelen tener un consumo base de electricidad alto debido a que cuentan con grandes servidores para realizar investigación. Con la pandemia las IES tuvimos un uso bajo o nulo de las instalaciones, por lo que esperábamos que las cuentas de energía fuesen casi nulas, sin embargo, nos llevamos una gran sorpresa al ver que varias tuvieron reducciones entre un 40% a 60%. Es decir, nos dimos cuenta de que no conocíamos el comportamiento energético de nuestras instalaciones.

Cómo IES tenemos la obligación y compromiso de formar a los y las futuras profesionales con conocimientos en eficiencia energética, esto no sólo lo deben ver teóricamente, sino que hay que dar la posibilidad de que lo puedan ver a través de sus campus. Cada día me es más común encontrar ofertas laborales con perfiles con conocimientos en eficiencia energética, debido a que los CCGE al estar obligados a implementar SGE requieren de personas que sean capaces de realizar esta implementación y de mantener el sistema de gestión durante el tiempo.

Soy un apasionado por los temas energéticos, hago charlas, talleres y clases sobre eficiencia energética, intento compartir todo lo que he podido aprender de energía no sólo para que nuestras IES sean más eficientes, sino porque este conocimiento es aplicable en nuestras viviendas. Esto quiere decir que el impacto de ser una IES más eficiente no sólo queda en nuestras instalaciones o campus, este se expande a toda nuestra comunidad, lo que puede generar aún mayores ahorros de energía y de forma directa ahorros económicos para las familias de nuestra comunidad.

Una vez escuche que la energía más limpia es la energía que no se genera, es decir, la eficiencia energética es un aliado importante para enfrentar los problemas ambientales que estamos viviendo. Cómo IES tenemos que hacernos responsables de nuestro consumo de energía y comenzar desde ya a hacer una mejor gestión de esta.

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