Comodidad vs. impacto ambiental: La importancia del reciclaje y la responsabilidad individual

El desarrollo de la vida humana, de la mano de una permanente evolución, ha buscado una mejora continua en la calidad de vida de nuestra especie. Esto ha permitido un importante desarrollo tecnológico impactando las comunicaciones, la medicina, la educación, el transporte, la construcción, etc. generando un estilo de vida mucho más cómodo que en la antigüedad. No podemos negar que hoy tenemos condiciones de vida mucho menos duras que las generaciones anteriores, el desgaste físico es considerablemente menor al contar con maquinarias a todo nivel que significan menos trabajo manual. También la esperanza de vida es mucho mayor respecto a años atrás, justamente por los avances médicos que nos permiten acceder a tratamientos eficaces en casos de enfermedades graves.

En el día a día, tenemos la facilidad de que, si no queremos cocinar, podemos comprar comida preparada y esta llega directo a nuestra casa. Si tenemos sed, podemos comprar agua embotellada. Pero no nos detenemos un momento para pensar en cómo nuestra comodidad afecta al resto del planeta y cómo nos afectaría a nosotros mismos en un largo plazo.

En el día donde celebramos el reciclaje, quiero hacer un llamado a mirar nuestros propios estilos de vida y analizar cómo podemos mantener nuestra tan preciada comodidad, pero con respeto con nuestro entorno, nuestros pares, flora y fauna. Tener en cuenta que nuestro propio bienestar no puede afectar el bienestar de otro.

Todos y todas tenemos derecho a vivir en ciudades limpias, nadar en aguas libres de basura y disfrutar de todas las bondades que nuestro planeta ofrece. Para esto urge que evaluemos nuestros hábitos de consumo, que dejemos de pensar que las cosas son desechables, enfatizar que somos responsables de los que producimos y que no es solo un problema que debe resolver el gobierno o la municipalidad. Se tienen que reconocer una materia prima en lo que hoy llamamos basura y establecer que la basura es un error de diseño. Si nuestros procesos están generando residuos no recuperables, es porque lo estamos haciendo de manera errónea.

Es importante que este concepto se internalice desde cada persona que pueda segregar el material en sus hogares o trabajos, hasta la industria en general, para poder valorizar el material y podamos hacer sustentable esta industria. La industria del reciclaje es una fuente de generación de puesto de trabajos y tecnología que tiene una alta posibilidad de crecimiento si se le da la oportunidad, permite disminuir la emisión GEI, evita el uso de material virgen y disminuye el uso de energía.

Es posible hacer las cosas de una manera diferente y lograr el equilibrio económico, social y ambiental, pero se necesita de la voluntad de todos y todas.

 Tal como dice la Doctora Sylvia Earle “Nadie sabe cuánto plástico se ha acumulado en el mar en los últimos 50 años, pero una cosa es segura, el ritmo ha aumentado”. Vivimos bajo un sistema donde lo que ya no ocupamos o lo que no nos sirve, lo desechamos, ¿pero ¿dónde va?, quizás desaparece de nuestra vista, pero permanece en nuestro planeta por incluso más tiempo que nosotros mismos. Lamentablemente esto no sucede solo en la industria del plástico, aplica a todos los rubros, un ejemplo es la industria textil y lo que conocemos como “Fast Fashion. No podemos olvidar la ley de Lavoisier, que nos indica que la materia no se destruye, solo se transforma.

 Debemos aprovechar que a nivel mundial existe el conocimiento de cómo reciclar la mayoría de los materiales que no podemos dejar de usar, es imperante desarrollar la industria y recuperar estos valiosos recursos, que a la larga incluso disminuirán los costos de la operación.

En esta línea, en la Universidad Católica del Norte, se desarrolla el programa ReciclaUCN y la planta de reciclaje Kuti, bajo el lema conciencia ambiental con sello social, donde gracias al trabajo de estudiantes de diferentes carreras de nuestra universidad, hemos logrado hacer reciclaje efectivo de botellas PET, mascarillas, papel, tapitas y Pla para crear nuevos productos reciclados y reciclables. Además de aportar de manera económica a las fundaciones María Ayuda y Oncogar, acercando a la comunidad de Antofagasta al proceso de reciclaje y materializar la educación ambiental.

Finalmente, reitero la invitación a evaluar nuestros hábitos y consumir de manera consciente, a reducir todo aquello que no necesitamos, reutilizar lo que más podamos y finalmente reciclar ese material que no pudimos evitar y que ya no vamos a utilizar.

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