Columna: Día Nacional Sin Auto 2024
Autos vs. Bicicletas… ¿cuánto va quedando de este antagonismo? El caso de Valdivia.
Por Otto Lührs Middleton.
Socio Profesional Red Campus Sustentable.
En Valdivia, la creación de ciclovías ha estimulado reacciones “anti-ciclovía”, fenómeno que sabemos no es exclusivo de esta ciudad. Con la etiqueta #Caosvial, habitantes de nuestra ciudad se han organizado para impactar en la opinión pública con la idea de que el colapso vehicular que padecemos es un efecto de la creación de vías segregadas en calzada para la circulación de ciclos (ciclistas, patinadoras, skaters).
Entre estas personas figuran autoridades como el Consejero Regional Juan Taladriz, que en sesión del CORE Región de los Ríos señaló que se está perjudicando la movilidad familiar ante una disminución de la oferta vial (10 de abril, 2024). También está la senadora María José Gatica, quien en una columna en Diario Austral de Los Ríos titulada “Caos vial en Valdivia” (26 de junio, 2024), habla de ciclovías mal diseñadas que estrechan las calles y de una política vial poco apropiada para las características de Valdivia. En la misma postura, se han manifestado tres candidatos a alcalde y las RRSS locales se han encendido con comentarios de rechazo a estas obras.
Del otro lado del espectro de opinión, estamos quienes entendemos que el rol de la política pública es cuidar la equidad en el acceso a bienes y servicios de una ciudad para todos sus habitantes presentes y futuros, procurando en ello que los desplazamientos necesarios para este acceso dañen lo menos posible, ojalá nada, el sistema vital ecológico que sostiene la vida humana. También de este lado están las posturas tan válidas como simples de ciclistas que valoran las mejoras de diseño vial para sus necesidades cotidianas. Con ambas motivaciones para defender las ciclovías, tratamos de equilibrar en RRSS o prensa el debate levantado por quienes las resisten.
En este escenario, hemos generado una CARTA PÚBLICA POR CICLOVÍAS EN VALDIVIA, que hoy 27 de septiembre, Día Nacional Sin Auto, está siendo enviada con listado de 177 adherentes, entre quienes figuran representantes de la sociedad civil organizada y de la academia, a medios de comunicación, autoridades actuales y personas candidatas locales. Entre las personas que adhieren a la carta, 55 declaran que es el automóvil privado su principal medio de transporte, como conductora o pasajera.
En el primer párrafo de esta carta, declaramos que “La controversia en Valdivia a raíz de la construcción de ciclovías es algo mucho más importante y complejo que una redistribución de las calles y su impacto en la duración de viajes de las personas, ya que se trata del diseño de la vida que podremos tener cuando ya no dispongamos de petróleo. Toda decisión sobre los hábitos de movilidad cotidiana del estado central, los gobiernos locales, las comunidades o incluso de cada persona, incide en la creación o destrucción de resiliencia ecosocial. Exponer y fundamentar esto último, es el principal propósito de esta carta”.
Con ello, al ya conocido listado de externalidades negativas de la movilidad motorizada privada como son la emisión de GEI y cambio climático, contaminación atmosférica y acústica, la ocupación inequitativa del espacio público y el deterioro de la salud humana, tanto física como mental, agregamos un elemento extrañamente ausente en el debate público, como lo es el descenso de la disponibilidad energética global ya en desarrollo por el agotamiento del petróleo y la inviabilidad material de reemplazar el consumo energético total que este recurso nos permite por electromovilidad y otras opciones. Según esto, la carta señala luego que independiente de las características de cada ciudad, “la movilidad total, considerando el conjunto de cantidad, tamaño y masa de vehículos, así como las distancias, frecuencias, cargas y velocidades de viajes, se reducirá inevitablemente”.
A los argumentos de quienes rechazan las ciclovías, la carta responde:
- El elevado uso de automóviles y la baja cantidad de ciclistas en Valdivia no es casual, sino que son síntomas de las desiguales condiciones para cada alternativa. Decidir obras de infraestructura según el uso actual de cada modo de transporte, significaría mantener esta injusta distribución de condiciones. Es llamativo que el crecimiento del parque automotriz sea usado como argumento tanto por quienes defendemos las ciclovías como por quienes defienden conservar o aumentar el espacio para automóviles. Esta última postura debe resolver la imposibilidad de su planteamiento, pues nada puede crecer infinitamente dentro de algo limitado, como lo es el espacio público. Una reducción de la cantidad de automóviles beneficiará también a aquellas personas que encuentran solución sólo en el automóvil a sus requerimientos de movilidad cotidiana.
- Muchas personas en situación de automovilidad no desean serlo. El argumento de que las ciclovías priorizan a una minoría y sacrifican a la mayoría de la ciudadanía, ignora a quienes se trasladan con temor y por eso usan forzadamente un automóvil como refugio motorizado. Es inadmisible validar social y políticamente el miedo y la ley del más fuerte como reguladores de nuestra convivencia en el espacio público. En este sentido, el dato más importante que justifica las ciclovías no es el porcentaje de personas que las usan en comparación a los demás modos, sino la proporción entre ellas de mujeres, niñas y niños, personas adultas mayores o con alguna situación de discapacidad. Quienes opinan que las ciclovías perjudican la movilidad familiar, debieran darse cuenta de que hay familias en Valdivia desplazándose en bicicleta, siendo muchas más las que quisieran hacerlo pero no se atreven.
Luego releva el rol de la educación en estos procesos, pues “los cambios de infraestructura requieren complementarse con acciones educativas que dinamicen el cambio cultural en la conducción de automóviles, bicicletas y demás vehículos, bajo parámetros de convivencia amable y empática. Sumar kilómetros de ciclovías sin sumar educación, debilitará los positivos propósitos perseguidos y promoverá resistencias a estas urgentes transformaciones. Un peso en infraestructura, un peso en educación debe ser más que una frase atractiva expresada por nuestras autoridades comunales”.
En el párrafo final, expresamos “nuestra inquietud de que la legítima sensibilidad de personas que se sienten perjudicadas por las ciclovías, tan legítima desde la dimensión individual como la de quienes se sienten perjudicadas por su ausencia, sea distorsionada por intereses de las elecciones de gobernadores, consejeros regionales, alcaldes y concejales durante este año. Hacemos un llamado a cada persona en un cargo político o con aspiraciones a serlo, independientes, de derecha, centro o izquierda, o con definición política fuera de este eje, a la ciudadanía votante y no votante (menores de edad), a defender la buena política, que hoy tiene el desafío ineludible de conectar crisis locales (caos vial y sus múltiples efectos asociados) y globales (energética y climática), con una perspectiva que comprendiendo los problemas del presente desde las decisiones del pasado, supere la falsa confrontación entre lo individual y lo colectivo apoyando las acciones necesarias para proyectar un futuro con cuatro cualidades que nos reúnan en un gran consenso: viable, sustentable, saludable y justo.”
Este caso valdiviano, nos recuerda y alerta que lo avanzado en Chile en la última década en equidad entre las diferentes opciones de transporte, sigue vulnerable a regresiones. Para consolidar las buenas transformaciones ya realizadas o proyectadas, reconozco dos sinergias claves: 1) entre estado, academia y sociedad civil y 2) entre diversas disciplinas y profesiones. En ambas integraciones hay camino recorrido, pero a la luz de desafíos y amenazas, parece más significativo lo que queda por recorrer, el trecho entre el dicho y hecho, entre la anhelada, legislada y discurseada convivencia vial y el antagonismo entre automovilistas y ciclistas, que, aunque mucho menor en comparación a una década atrás, se resiste a desaparecer.
*Aviso Red Campus Sustentable: Las opiniones vertidas en cada columna de opinión son de exclusiva responsabilidad de quien las emite.