Opinión: Agentes de Cambio Sistémicos para un Futuro Regenerativo, por Pablo Villoch
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) señala […]
El Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) señala que durante los próximos años se requerirán transiciones rápidas y de gran alcance en energía, suelo, infraestructura urbana (incluyendo transporte y edificios) y sistemas industriales.
Estas transiciones no tienen precedente en términos de escala, pero no necesariamente en términos de velocidad. La ventana de oportunidad se cierra rápidamente. Muchos de los más complejos desafíos de nuestro siglo implican dinámicas exponenciales. Sin embargo, la capacidad de las instituciones educativas para formar agentes de cambio para abordar dichos desafíos no está resultando exponencial aún. Las lógicas de los itinerarios formativos siguen mayoritariamente repitiendo patrones lineales, reduccionistas y fragmentados.
Los investigadores suecos Göran Broman y Karl-Henrik Robert afirman que la pregunta de la sustentabilidad no es si habrá suficiente comida, energía u otros recursos tangibles, sino que debemos preguntarnos si habrá suficientes líderes a tiempo. Por su parte, David Orr declara que “el planeta necesita desesperadamente más pacifistas, sanadores, restauradores, narradores de historias y amantes de todo tipo. Necesita gente que viva bien en sus lugares. Necesita gente con coraje, dispuesta a unirse a la lucha para hacer el mundo habitable, justo y humano”. Los primeros dos autores hacen referencia a la cantidad de líderes. El segundo autor se refiere a la cualidad de estos agentes de cambio.
Frente a esta urgencia de transformaciones sistémicas reiteradamente evidenciada por la ciencia, en las últimas décadas, numerosas Instituciones de Educación Superior de Chile y el mundo han apostado por formar agentes de cambio. Han surgido también iniciativas formativas fuera de la academia tradicional que han impulsado y nutrido redes internacionales de agentes de cambio, y emprendedores sociales a lo largo del continente, nutriendo un entorno de innovación social que ha ido consolidándose y evolucionando en el tiempo.
Estas redes se suman a una tendencia mundial en la que han proliferado programas de formación de agentes de cambio en distintos países del mundo: Barefoot College en India, Tiimi Akatemia en Finlandia, TeamLabs en España, Mondragon Team Academy que ha escalado a países como China, India, México, Costa Rica, KaosPilots en Dinamarca, Youth Initiative Program (YIP) en Suecia, Knowmads en Holanda, MSLS en Suecia, Amani Institute en Kenia, el programa Guerreros Sin Armas de Brasil, son algunos de los ejemplos más inspiradores y emblemáticos de esta generación de escuelas de vanguardia en una educación transformadora. La investigación desarrollada por Azuma, Coletinha y Villoch (2010), orientada a identificar los principios de diseño pedagógico de formación de agentes de cambio, reveló la importancia de la auto-motivación, del aprendizaje con propósito, la creación de espacios emocionalmente seguros para tomar riesgos para emprender, la apertura de espacios para el desarrollo de una visión personal, la confianza en la capacidad de auto-organización creativa de los participantes y el aprendizaje experiencial entre pares en proyectos conectados con la realidad territorial.
En los últimos años he acompañado de cerca el diseño y la implementación de diferentes programas de formación de agentes de cambio para la innovación social y la sustentabilidad en instituciones tanto públicas como privadas y he observado que algunas de ellas han incorporado cursos electivos de Emprendimiento e Innovación Social mientras otras han optado por cursos de Sustentabilidad en pregrado y posgrado. Muchas instituciones incluyen en el diseño de sus programas objetivos pedagógicos asociados a competencias transversales.
¿Estamos desarrollando realmente las capacidades que serán requeridas por una sociedad sustentable, resiliente y regenerativa? Si las instituciones de educación superior desean afrontar en serio el futuro, deberán asumir como propio este desafío exponencial de la formación de agentes de cambio.