“La Educación para la Sustentabilidad es la base para una transformación cultural y la esperanza del siglo XXI para nuestro planeta y las futuras generaciones”, Por Viviana Contreras
Este mes conmemoramos el Día Internacional del Medio Ambiente a nivel mundial y hemos escuchado diversos discursos: algunos con bases y fundamentos existenciales, otros con una semántica muy antropocentrista. En fin, de una u otra forma, todos son llamados de urgencia a cuidar nuestro planeta.
Sin lugar a duda, enfrentamos hoy una crisis multisistémica social, ambiental, económica, sanitaria y, por qué no decirlo, de valores y principios, quizás estos últimos rigen la base de todo el problema.
Como sociedad hemos estado inmersos en un sistema por décadas de capitalismo, extractivismo, consumismo e individualismo. Creíamos que el bienestar se basaba en la adquisición de bienes, en un indicador de PIB alto, en ser el más poderoso de entre nuestros pares, ya sea, en lo material o en el ámbito profesional, hasta que llegó un momento de clímax, por así decirlo, en que a nivel global hubo un despertar. Evidenciamos con nuestros ojos crisis sociales en diversos países, gente manifestándose por diversas causas de protección de la Amazonía, acción por el cambio climático, igualdad de género, respeto a las diversidades, no más desigualdades sociales, derecho a viviendas dignas, protección de los océanos, en fin, tantas temáticas.
Luego hubo un momento obligatorio de receso y descanso. Durante el 2020 el mundo cambió por efecto del COVID 19 y nos sentimos vulnerables, se analizaron diversas variables, entre ellas el origen de esta pandemia, se cuestionaron factores culturales, el acercamiento de la urbanización a la fauna silvestre, la promoción del consumo de especies silvestres, entre otras.
Al reflexionar sobre este escenario, siento frustración y pena al ver que nuestros líderes mundiales no asumieron con fuerza mensajes entregados por expertos y asesores desde la cumbre de 1977 en Tiblisi, en donde se mencionaba la necesidad de promover una Educación Ambiental de manera transversal a niños, jóvenes y adultos, enseñándoles a valorar los ecosistemas, especies, la diversidad genética, y promover esa relación y reconexión entre el ser humano y la naturaleza, como también, propulsar los principios y valores de una ética ambiental con el fin de construir una sociedad con cultura.
Me imagino que más de alguno dirá y por qué menciona la Educación Ambiental, si la columna de opinión es sobre Educación para la Sustentabilidad. Muy en lo personal, creo que no hay que quedarse en ese contexto, quizás son conceptos que han ido en evolución desde lo que hemos vivido a lo largo de estas décadas, como una Educación Ambiental, luego una Educación Ambiental para la Sustentabilidad, una Educación para la Sustentabilidad y hoy una Educación para la Ciudadanía Mundial. Si las analizamos, todas tienen un hilo conductor estratégico enmarcado en promover la adquisición de conocimientos que permitan reconocer y valorar diversos enfoques ambientales, sociales y económicos, con todas las interrelaciones e interconexiones que estas implican en el diario vivir de nuestra humanidad; todas invitan a sensibilizar desde las emociones esta valoración y reconexión por el bien común de nuestra humanidad e invitan a promover diversas acciones de medidas sustentables, pacíficas y justas.
Esta nueva Educación para la Sustentabilidad es la base de la esperanza de nuestro siglo. Es transformar a las actuales generaciones, educándolas para el futuro que queremos compartir en nuestra única casa común, algo que es vital.
Las Instituciones de Educación Superior juegan un rol relevante, en su calidad de actores claves, en la transformación cultural de una sociedad con impacto directo en la formación de los futuros profesionales y ciudadanos tomadores de decisiones. Por medio de su misión, están llamadas a promover la investigación e innovación; y la extensión y vinculación, bajo los lineamientos básicos de las diversas temáticas que giran en torno a los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS).