CRÓNICA DE UNAS MUERTES ANUNCIADAS (en el Día Mundial de la Bicicleta)
“Luego de estos siniestros la tendencia que reconozco es poner la atención en el comportamiento de personas conductoras del camión y la bicicleta, dentro de un tubo de análisis que sólo busca responsabilidades en el comportamiento de cada una (…) Pero no considero válido ni menos útil, comenzar desde ahí la reflexión, pues lleva a omitir las desiguales consecuencias para las personas involucradas de estos sucesos y el injusto contexto en tanto diseño vial, normativo y actitudinal donde suceden”.
Por Otto Luhrs Middleton
Ciudadano ciclista valdiviano
Docente Instituto Ciencias de la Educación – UACh
Escribo reaccionando a los siniestros viales que involucran a personas conduciendo CAMIONES y BICICLETAS en VALDIVIA, con resultado fatal o muy grave para estas últimas. En el último de estos dramáticos eventos, el 24 de mayo de este año en la salida oriente del Puente Pedro de Valdivia murió Kevin Cisterna, estudiante de Pedagogía en Educación Física, Deportes, Recreación de la Universidad Austral de Chile, donde soy profesor. Sabemos que no ha sido la primera víctima, y aunque sabemos también la respuesta a la pregunta de si será la última -NO-, la seguimos formulando, sin mucha racionalidad reflexiva, sino desde un miedo legítimo que necesitamos sea fuerza movilizadora, en ningún caso paralizadora.
Obituario
El Día Mundial de la Bicicleta se carga así de un sentido doloroso, rabioso y conmemorativo de esta Crónica de unas Muertes Anunciadas, de la cual a la fecha el obituario (que conocemos) es el siguiente:
- Hainz Palma, marzo de 2017 (Ciclista murió atropellado por un camión en el sector sur de Valdivia (noticiaslosrios.cl).
- Fernanda Gutiérrez, agosto de 2019, estudiante Kinesiología UACh (Valdivia: Ciclista falleció atropellada por un camión en Las Ánimas (noticiaslosrios.cl).
- Javier Campos, enero de 2023 (Ciclista muere tras ser arrollado por camión en Valdivia (biobiochile.cl).
- Kevin Cisternas, mayo de 2023, estudiante Educación Física UACh (Ciclista muere por graves lesiones al ser impactado por un camión en el centro de Valdivia | RioenLinea).
Felizmente a Karen Mathias, investigadora de Ingeniería en Alimentos UACh, que tuvo su siniestro en abril del 2016 (Joven ingeniera de la Uach fue atropellada por un camión en Valdivia (soychile.cl), la menciono fuera de este listado dado que sobrevivió, aunque la sobrevivencia la instaló en dos procesos paralelos, cada uno muy doloroso y financieramente duro, el de la rehabilitación -cirugías mediante- y el judicial. El resultado de estos procesos fue el aprendizaje de indefensión en el que nos encontramos quienes usamos la bicicleta frente a la fuerza sumada del gremio camionero y el sistema político – público, al cual ya sea por acción o inacción, lo siento del lado del problema.
Por qué muertes “anunciadas”
Luego de estos siniestros la tendencia que reconozco es poner la atención en el comportamiento de personas conductoras del camión y la bicicleta, dentro de un tubo de análisis que sólo busca responsabilidades en el comportamiento de cada una. Con demasiada frecuencia, la clásica cuestión de los puntos ciegos de los vehículos grandes o si el ciclista usaba audífonos domina la reflexión, resultando de aquello casi siempre que la responsabilidad fue de la víctima. No niego el error presente ALGUNAS veces en ALGUNAS de las usuarias de las vías, imagino por partes iguales entre peatones, conductores de vehículos motorizados y no motorizados. Pero no considero válido ni menos útil, comenzar desde ahí la reflexión, pues lleva a omitir las desiguales consecuencias para las personas involucradas de estos sucesos y el injusto contexto en tanto diseño vial, normativo y actitudinal donde suceden.
En criminalística el asunto es muy diferente, hay víctima, victimario y escenario del crimen. No pretendo con esta analogía asignar a todo siniestro ciclista – camionero un carácter de crimen, aunque es claro que algunos si lo tienen, sino ampliar el foco más allá de las personas protagonistas, víctima y victimario y relevar en la reflexión el escenario donde estas actúan. Los medios de comunicación acostumbran a hacer alguna referencia a la SIAT (Sección de Investigación de Accidentes de Tránsito) que es una unidad especializada de Carabineros de Chile cuyo objetivo es investigar las causas y dinámicas relacionadas con accidentes de tránsito (Wikipedia), sin embargo, no reportan el resultado de estas investigaciones. Las conclusiones sobre la causalidad los siniestros, tanto de comportamiento como de escenario, constituyen una información valiosa para con ella transformar el escenario y educar a quienes en él actuamos, la cual no estamos aprovechando. Pregunto sobre estas conclusiones que no conocemos masivamente y que por lo tanto no retroalimentan el comportamiento ciudadano en las vías, ¿impactan al menos en las decisiones de autoridades públicas? Respuesta para Valdivia: nada, es cosa de hacer la ruta de BICIANIMITAS valdivianas para corroborar que los escenarios están tal cual estaban cuando la muerte se hizo presente, salvo la esquina donde murió Hainz Palma, que está siendo remodelada pero no en respuesta a este siniestro y que me parece quedará con un diseño más riesgoso que el original.
El escenario es conocido, habitamos y nos desplazamos por probabilidades previamente identificada de siniestros mortales, he ahí por qué hablo de muertes anunciadas. Parece que vivir o sobrevivir en estos escenarios, es responsabilidad, culpa o mérito de cada individualidad, no un problema de inquietud social o política que movilice cambios a la altura del drama.
Intolerancia, recetas y principios
El propósito principal de este escrito no es proponer medidas de solución, sino aportar en una activación de la sociedad, con la siguiente alerta encendida. Las estadísticas oficiales sobre siniestros viales (www.conaset.cl) son valiosas para evaluar tendencias y efectos de las medidas implementadas, aunque lamentablemente, en este sentido hay muy poco que evaluar. Por el contrario, valoro más estas cifras como señal de tolerancia a alguna cuota de muerte en el sistema social orgánico que somos. Pero tengo una intolerancia radical a habitar en escenarios de miedo y en consecuencia llamo a la desobediencia civil para no seguir pagando esa cuota, pues creo que una sola persona ciclista muerta en siniestros viales ya es demasiado y suficiente para evaluar este problema como muy grave y movilizar el cuidado de la vida. Estoy claro que no estoy solo en esta intolerancia, como también que nuestra cantidad y fuerza no ha alcanzado los necesarios niveles de incidencia. Hemos avanzado, pero las estadísticas me llevan a poner la atención también en nuestros retrocesos (o quizás avances de aquellos intereses que nos resultan antagónicos). Entonces nuestros logros los percibo nublados.
De todas formas y con un sentido complementario a este propósito, me atrevo a jugármela por algunas recetas ya conocidas y también resistidas, que de ser bien implementadas, nos acercarían a una utopía tan simple y compartida como es habitar nuestra ciudad sin miedo:
- Valdivia 30. Velocidad máxima de circulación vehicular 30 km/hr en el radio urbano.
- Visión CERO (proyecto de seguridad vial multinacional que busca lograr un sistemas de tránsito sin muertes o lesiones graves. Fuente Wikipedia)
- Ciudad de los 15 minutos (planeamiento urbanísticoque propone que la mayoría de las necesidades y servicios deberían estar a distancias caminables o en bicicleta menores a 15 minutos desde cualquier punto de la ciudad. Fuente Wikipedia)
- Pirámide Invertida de la Movilidad, modelo que ya llegó a documentos oficiales valdivianos, sólo falta llevarlo a las calles.
- Proporcionalidad y coherencia entre el uso proyectado de las vías, su diseño físico y normativo y las energías cinéticas (masa x velocidad) presentes en la convivencia vial.
- Proporcionalidad entre los sistemas de vigilancia y sanción de los comportamientos viales y los escandalosos niveles actuales de incumplimiento a las normas de tránsito.
- Nivelar influencia disciplinar, sacando a las humanidades y en especial a la educación, es decir a educadoras y educadores, del rol en el mejor de los casos secundario en que estamos actualmente.
Para estas u otras recetas, como también para análisis y hólisis diagnósticas, defiendo el respeto de los siguientes principios:
- El poder circular o estar en el espacio público urbano con seguridad es un derecho al mismo nivel que la educación o la salud, como postula la Deputación de Pontevedra, Galicia, España (Rede Agora – Diputación de Pontevedra). Es deber político velar por nuestros derechos.
- El 100% del viario urbano deber ser cicloinclusivo para el 100% de las personas, es decir, para personas de toda edad, género, nivel socioeconómico o situación de discapacidad.
- El transporte de carga en camiones se ha vuelto fundamental para la actividad económica creada en el s.XX y su inercia al s.XXI, pero no debemos seguir ignorando que “la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía” y que “ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por encima de la reverencia por la vida” (https://fundacionmaxneef.org).
- Independiente de siniestros más o menos, la movilidad motorizada, ya sea fósil o de otras fuentes energéticas, de carga o personas, tiene alta influencia en el jaque aproximándose al mate en el que estamos en nuestra relación con la vida planetaria; por lo tanto la movilidad con energía metabólica humana, en bicicleta, skate, monopatín, patines y sobre todo caminando, debe tener un espacio mucho mayor y mejor cuidado en el mundo que necesitamos crear.
- De formas tanto simbólicas como materiales, una sociedad patriarcal es un marco de comprensión del problema y una sociedad ecofeminista nos da pautas de solución, especialmente valóricas o éticas.
Nuestra responsabilidad
Tengo una convicción en la que quisiera coincidir con muchas personas, y es el asumir nuestra responsabilidad como sector ciudadano en lo que ha sido, es y será la historia de esta crónica valdiviana. Esto nos instala en el deber de fortalecernos, primero internamente desde las calles, plazas y todo lugar de creación de identidad colectiva, segundo en la esfera pública y tercero en el trabajo con los demás sectores. Esta convicción nace de reconocer que a diferencia de sectores político y técnico, nuestro vínculo con este problema no se afecta por recambios de personas y cargos según ciclos eleccionarios o de contrataciones, cambios de función y despidos, sino que nace y se mantiene mientras lo padecemos, de lo cual se puede concluir la tremenda tarea que nos toca de ser la memoria de esta historia, de conservarla y darle vitalidad influyente.
Agrego a esta convicción una conciencia fundada en múltiples tiempos, lugares y temas. Aunque se esfuercen sinceramente en resistir, los sectores político y técnico obedecen a una esencia de administración de “las cosas como son”, modelados por procedimientos pauteados, leyes y frases del tipo “seguir los conductos regulares” o “hay que dejar que la institución funcione” dentro de marcos de transformación “en la medida de lo posible”. En cambio al sector ciudadano nos corresponde tensionar esos marcos develando las brechas entre lo legal y lo bueno y desde ahí, atenuar el aprovechamiento de estas brechas por lógicas de conveniencia individual y reducirlas con el bien común como guía, que aún es necesario expresarlo, es el bien de la vida en su conjunto, humana y no humana, de personas existentes y por existir. Con este anhelo mi deseo es no volver a escribir o actuar en esta crónica, pero es evidente que no asoman garantías para sentir que ese deseo será satisfecho. Hasta que la muerte deje de anunciarse y los anuncios dejen de cumplirse, deberemos sostener lucha y esfuerzos por crear una sinergia colaborativa en la cual cada sector asuma su responsabilidad y desempeñe bien el rol que le compete.