Opinión: De Economías a Ciudades Educadoras, por Otto Lührs
Día Nacional Sin Auto
Por Otto Lührs Middleton
Socio profesional de la Red Campus Sustentable. Académico del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Austral de Chile.
Ningún contenido puede crecer al infinito en continentes finitos. La mal llamada economía clásica y sus derivadas a izquierdas y derechas arrodilladas al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), han logrado omitir este principio sin que la mayoría de la población se dé cuenta, a pesar de que hace cinco décadas contamos con bioeconomistas para quebrar esta ilusión y su rumbo ecocida hacia un escenario que ya resuena como colapso civilizatorio global. Esta omisión es brutalmente clara en el diseño urbano: en ausencia de una sabiduría aplicada con amplitud temporal y espacial, el contenido parque automotriz sigue creciendo en el continente espacio público. La coincidencia de estas omisiones muestra la sólida influencia de aquella economía en ese diseño, sufrida en Valdivia bajo el simplista diagnóstico de “congestión”. Se instalan las preguntas: ¿el diseño es sólo del espacio público para circular, y en lo que les sobra para permanecer? ¿o diseñan nuestra convivencia entre personas en el espacio público? ¿existe un diseño de no-conciencia para lograr que ignoremos el vínculo entre nuestros hábitos cotidianos de movilidad y la crisis planetaria?
En sectores técnicos, políticos y académicos, estas cuestiones ya son debate y transformación de fines y métodos en favor de la vida y no de las máquinas de transporte, lo cual como suele suceder, está precedido por el empuje del sector ciudadano que padece, comprende y reacciona desde la experiencia cotidiana, aunque en paralelo, sobreviven ejemplos de que lo viejo no termina de morir, como proyectos en Valdivia de dobles vías, con accesos norte y sur, o la circunvalación dañadora de humedales con su hormigoneo de 33 mts de ancho.
A los sectores de influencia mencionados agrego un cuarto, quizás el más difícil de abordar, pues actúa sin organización: el conjunto también ciudadano que vive -o aspira a vivir- en situación de automovilidad y que presiona para que le resolvamos solidariamente su demanda privada de circular y estacionar su artefacto privado en nuestro espacio público.
Ante el efecto de la inercia social en la modelación de personas, en una sociedad que con múltiples estímulos fabrica automovilistas, el reconocimiento de las ciudades como agentes educativos (Ciudades Educadoras), abre un camino de acción a lo expuesto que llama a profesoras y profesores a impactar fuera de los establecimientos educacionales escolares y de Instituciones de Educación Superior en los cuales hemos concentrado nuestra labor.
Tema para meditar hoy, Día Nacional Sin Auto.